Tradicional Rosca de Reyes

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Este sábado 4 de Enero 2014, para empezar bien el año, iremos por algunas panaderías sureñas del DF para degustar Roscas de Reyes como lo hicimos el año pasado, en donde conocimos a varios ciclistas que nos continuaron acompañando a lo largo del año y formamos gratas amistades. Entre todos compraremos roscas para compartir y disfrutar.
No se olviden venir bien abrigados y con luces porque seguramente nos alcanzará la noche.
Recuerden que si les toca «muñequito» tendrán que asistir e invitar los tamales en la Ruta correspondiente al mes de Febrero 😉

Rodando la Ruta de la Seda

Tal como el nombre de este post lo indica, el domingo 9 de Septiembre realizamos la ruta de la seda, o al menos la rodada que nos llevaría a la parada gourmet del día «La Ruta de la Seda«, la histórica ruta no era una camino fácil de transitar, pero el trayecto valía mucho la pena por lo que se obtenía. Nuestra ruta de la seda fue también larga en esta ocasión, ya que salimos del cuartel de BiciGourmet, en Pilares y Pestalozzi rumbo al Bosque de Tlalpan, bajamos de las bicis y nos fuimos corriendo por la montaña por caminos que sólo los navegantes experimentados conocen, bordeando Six Flags, bajando de regreso por nuestro transporte y de ahí hacia Coyoacán hacia esta linda cafetería.

Esta fue una rodada distinta a las que normalmente organizamos en BiciGourmet, ya que existen varios corredores dentro del grupo y habían manifestado su interés de repetir la rodada hacia el Bosque de Tlalpan que tuvimos el 1 de Julio. Nos citamos muy temprano y poco a poco fueron llegando caras conocidas, pero también algunas nuevas, entre ellas una que ese día estaba estrenando su flamante bici de ruta por la ciudad, así que teníamos una agradable misión: ayudar a que se sintieran seguras rodando por el tráfico de la ciudad.

Nuestras bicis estacionadas en el Bosque de Tlalpan

Circulamos todo Avenida Universidad, llegamos a CU y nos metimos por el circuito escolar y el cultural para incorporarnos a Insurgentes Sur a la altura del Centro Cultural Universitario, llegamos al Bosque de Tlalpan, estacionamos las bicis en el estacionamiento diseñado para ellas, calentamos tobillos, rodillas, muslos, etc y nos dividimos en tres equipos: los que estarían recorriendo caminando el Bosque porque no podían correr, los que corrieron a ritmo tranquilo porque estaban recuperando la condición y los que le pisaron al acelerador por la montaña.

Como siempre, el Bosque de Tlalpan es una experiencia agradable , lleno de vida, familias ejercitándose, gente de todas las edades y todos los niveles corriendo, muchos colores por la lluvia del día anterior. Una vez que terminamos, regresamos por nuestras bicis y vimos que Ralphouse acababa de llegar, porque aunque no quería correr, sí quería comer con nosotros.

Nada más bello que el Bosque de Tlalpan en esta ciudad.

Bajamos por Insurgentes, volvimos a cortar por CU para llegar a la Patisserie que se encuentra en la calle de Aurora esquina con Pino, en un rinconcito de Coyocán muy tranquilo. Una pequeña cafetería que abrió hace cinco años y que cada vez crece más en la preferencia de la gente, esperamos por nuestra mesa, ya que es tan bueno el lugar y con tan pocas mesas, que siempre hay lista de espera. El lugar es excelente y aunque lamentablemente la chica encargada ese domingo no tenía la mejor actitud (esto fue algo extraño ya que conocemos el lugar, su filosofía y atención que nos sorprendió, aunque claro está es un ser humano e igual y estaba pasando por un mal día). Afortunadamente nuestra mesera tuvo una atención completamente distinta, muy amable, solícita, activa y siempre con una buena cara, en sí una atención de lujo para disfrutar de nuestra comida.

Nuestro biciestacionamiento en La Ruta de la Seda, un muy rico lugar en Coyoacán.

Después de los kilómetros rodados y corridos, además del tiempo de espera, en cuanto nos sentamos a la mesa vimos el platillo que estaban comiendo en la mesa de al lado y todos pensamos y dijimos lo mismo: «yo quiero uno de esos», era el desayuno de la casa, una rebanada de pan tostado (obviamente un pan de caja de calidad, no el del osito), jamón y huevo estrellado acompañado de frijoles con queso; un platillo muy sencillo pero delicioso que nos dejó más que satisfechos. Pero no podíamos evitar la fama del lugar por su repostería, así que todos pedimos algo: volteado de moras la mayoría y algunos pidieron variedades de pastel, brownie y mousse de chocolate, todos ellos valían mucho la pena y al final terminó en una degustación, ya que todos nos compartíamos para poder probar un poco de cada uno de los postres, muy bien maridados con la taza de café orgánico que tienen.

Al terminar todos estábamos completamente satisfechos, y un poco preguntándonos cómo íbamos a poder pedalear de regreso, eso sí con una gran sonrisa y lamiendo nuestros bigotes buscando migajas de los deliciosos postres que acabábamos de comer.
Queremos agradecer a La Ruta de la Seda por haber logrado que los bicigourmeteros que nos acompañaron (muchos habían pasado por ahí pero no se habían detenido a comer) terminaron diciendo al unísono: «estuvo delicioso».

Sería un error no pedir algo de la repostería

Deleitando el paladar por Coyoacán (La Barraca Valenciana)

Este domingo 25 de Agosto teníamos una cita con la Feria del Vino y el Queso en Coyoacán. Aprovechamos además que ese día sería de Ciclotón, así que convocamos a todos por las redes sociales, lamentablemente varios nuevamente se quedaron sin poder participar porque había que imprimir sus entradas para la Feria, parece que varios lo dejaron al último y desde varios días antes en la página del evento se leía la leyenda «Entradas Agotadas».

Foto de Berenice Zambrano

Fue un día de muchas caras nuevas y también de nuestros amigos que llevan antigüedad en el grupo, lo que nos dio gran gusto. Nos acompañamos desde los cuarteles de BiciGourmet (Pilares y Pestalozzi) hacia Patriotismo y Holbein para de ahí comenzar el ciclotón. Establecimos puntos de reagrupamiento para que los que quisieran meterle velocidad lo hicieran y nos esperaran cada ciertos kilometros. Fue bastante bueno ver cómo varios de los que generalmente nos acompañan tienen ya un nivel bastante bueno, no en vano les ha servido rodar con los distintos grupos ciclistas entre semana por la noche.

Sin embargo había algunos que apenas estaban realizando su primer ciclotón, así que los puentes de Churubusco les pasaron factura, son una muy buena aduana que seguramente en uno o dos meses no representarán problema alguno. A lo largo del recorrido nos encontramos varias caras conocidas e incluso el panda de WWF México.

Una vez que lo terminamos decidimos que ya era hora de comer, así que trazamos la ruta para llegar a Coyoacán, parecía en verdad fácil y sin problemas: Millet, Porfirio Díaz, Pilares, Av. Coyoacán hasta llegar a Viveros y de ahí a Franciso Sosa. Lamentablemente existe en nuestra caótica y querida ciudad algunos automovilistas que se encuentra frustrados y que desconocen el Reglamento de Tránsito Metropolitano, un par de ellos nos armaron bronca por circular en la calle, al final desistimos de la bronca cuando vimos que mientras el señor conductor se enojaba y gritaba dentro del coche mientras manoteaba, la esposa nos sonreía y nos decía «bien» con el pulgar derecho hacia arriba. Ahí vimos que en realidad el señor estaba amargado y que no era una bronca con nosotros sino que más bien sólo quería pelear con quien estuviera enfrente.

¡Gracias a La Tarta por permitirnos usar su biciestacionamiento! Foto Nohemí Hernández

Ya en la casa de Cultura de Cultura sobre Francisco Sosa había un mar de gente, verdaderamente estaba lleno y era difícil pasar, así que decidimos estacionar nuestras bicicletas en un biciestacionamiento de una pastelería muy famosa La Tarta , que muy amablemente nos dieron permiso, fue lindo ver tantas bicis estacionadas ahí, ya que cada vez que pasaba por el lugar el estacionamiento estaba vacío.

La Feria del Vino y el Queso fue un primer evento en la Ciudad de México para mostrarle a la sociedad que lo gourmet no es tan caro como la gente piensa, como todo tuvo ciertas fallas, pero esperamos que los organizadores las hayan detectado para que en posteriores años no ocurran. Fue bueno que se permitiera la entrada sólo con el pre-registro, lo malo es que el lugar quedó pequeño para los expositores y para la gente que caminaba y degustaba. Había que hacer en algunos momentos triple fila para tratar de escuchar al sommelier que indicaba la técnica para catar vino, había muy buenos stands con tapas y queso que estaba a un precio adecuado, sin embargo había algunos otros que la relación producto-precio no era óptimo. Dentro de todo fue una buena experiencia y una buena propuesta el querer acercar estos productos y distintos tipos de vinos a la gente por  20-40 pesos la copa.

¡Salud! Foto Nohemí Hernández

Varios de nosotros nos dimos cuenta que la Feria sólo era un lugar para degustar y «abrir el hambre». Así que después de hora y media salimos por nuestras bicicletas y propusimos rodar hacia un lugar pequeño pero muy bueno ahí mismo en Coyoacán: La Barraca Valenciana. Es un restaurante que podría pasar desapercibido para muchos, ya que se encuentra en un lugar bastante discreto, sin embargo los que lo conocen saben lo que vale. Entre semana lo pueden ver a reventar a la hora de la comida, ya que es una buena opción para muchas personas que trabajan por la zona, en la tarde noche por algunas parejas o amigos que se reúnen a tomar una buena copa de vino o cerveza artesanal. Los fines de semana se llena de familias y visitantes de Coyoacán, pueden esperar muchos tiempo por mesa y no desesperar porque saben que se verán recompensados.

Foto Berenice Zambrano

Foto Berenice Zambrano

Afortunadamente llegamos en buen momento, una mesa grande estaba a punto de salir, La Barraca Valenciana desde que nos anotamos y esperábamos nos recibió bastante bien mediante Twitter, eso nos emocionó bastante. Ya adentro la atención es inmejorable, uno puede encontrar al chef Jose Miguel García, chef y propietario del lugar, atendiendo y revisando que todos los comensales tengan un buen recibimiento. Sin esperarlo, el mesero nos comunicó que nos darían a todos una sopa de lentejas, cortesía de la casa; agradecidos con este recibimiento y después de probarla, sabemos que es un «most» para ordenar la próxima vez que vayamos, comprobamos que los platillos más sencillos pueden ser también los más sabrosos. Después cada uno pidió lo que son clásicos de la casa, las distintas variedades de torta con mucho sabor español, dado que vienen elaboradas con: chorizo, bacalao, jamón serrano, morcilla, calamares, etc. Además es importante decir que el lugar tiene cervezas artesanales, que obviamente se complementan mucho mejor con los sabores de los platillos del lugar, porque además de tortas tienen tapas, paella los domingos y otras recetas de influencia ibérica.

Foto Berenice Zambrano

Si un día quieren comer sin pretensiones pero con calidad en Coyoacán, pasen a La Barraca Valenciana, seguramente reunirá sus expectativas: comida rica, cervezas artesanales, buen ambiente, excelente trato y un buen precio.

Realmente recomendamos llegar en bicicleta, nos imaginamos el tiempo que estaríamos perdiendo y dando vueltas por todo Coyoacán buscando un lugar libre para dejar el automóvil, pagarle al franelero y tener que caminar varias cuadras porque la zona más cercana al Centro de Coyoacán se llena rápidamente. En cambio nosotros simplemente llegamos, juntamos nuestras bicicletas a un poste, nos anotamos para una mesa, regresamos a encadenar y dejar preparadas las bicis y entramos en cuanto se desocupó, sin el estrés de tener que encontrar lugar para estacionar.

Foto Berenice Zambrano

¡Profundo agradecimiento a La Barraca Valenciana! Por supuesto que volveremos.

El grupo que se quedó hasta el final, terminando de comer en La Barraca Valenciana. Foto Berenice Zambrano

Foto Berenice Zambrano