Este domingo 29 de Julio de 2012 al no poder asistir a las Pirámides al encuentro Interclubes, nos quedamos en la ciudad y decidimos rodar por el ciclotón y al final como sugerencia de uno de nuestros compañeros, pasamos a comer todo lo que quisiéramos (con nuestros tres copas/chelas obligatorias) en la típica cantina Dos Naciones, ubicada en Bolívar 58-A en el Centro Histórico.
El ciclotón fue como siempre muy divertido con todos esos kilómetros, las subidas en Río Churubusco, el panda que nos encontramos pedaleando en una tandem.
La comida muy rica también, algunos pidieron birria, otros caldo de camarón, pancita, mojarra, quesadillas, etc. Las chelas, la plática, la convivencia, los comensales tan diversos… todo estuvo bastante agradable para ser un domingo de rodar con los amigos. Pero…
Nuevamente nos encontramos con el tema de ¿dónde estacionar las bicicletas? Una respuesta bastante obvia y sencilla sería: afuera del lugar en un poste. Que es lo que varios ciclistas que también estaban en el lugar decidieron hacer, pero, durante la última semana nos enteramos del lamentable robo de un par de bicicletas mientras algunos grupos de ciclistas se paraban por un tentempié en la noche. Podríamos haber dicho, no nos pasará nada porque les pondremos muchas cadenas y algunos cuantos U-Locks, pero nos encontramos con lo siguiente: las calles del Centro como muchas otras son estrechas y estacionarlas como lo hicieron otros ciclistas iba a impedir drásticamente el paso peatonal, sabemos que el peatón es prioritario y si de por si los coches invaden las banquetas al estacionarse (en ciertas ocasiones), nosotros no podíamos hacer lo mismo.
Con gran civilidad (¿?) decidimos ir a un estacionamiento público muy cercano, en donde el encargado nos quería cobrar 24 pesos la hora ¡por bicicleta! Nos sorprendimos y le comentamos que en nuestra lógica él estaría cobrando por el espacio de cajón de estacionamiento, nos comenzó a decir que él cobraba así por que respondería por bicicleta que faltara y si era un solo boleto no respondería por cada una como lo hace con los coches (pero hay muchas leyendas de estacionamientos que NO se hacen responsables por el robo total o parcial, lo cual es una paradoja porque no tendría sentido entonces dejarlo en la calle o en sus establecimientos). Le dijimos que no nos parecía, nos prestábamos a salir y dijo: «bueno, les cobraré sólo por dos boletos, dividan las bicicletas para que quepan en dos cajones y no uno», como teníamos mucha hambre y no queríamos seguir buscando otro estacionamiento aceptamos, no sin antes reflexionar que el señor lo único que quería era sacar provecho de unos nuevos y aún no regulados clientes: los ciclistas.
P.D. El martes me subí a un taxi donde el conductor me pareció bastante agradable, pro-transporte público y pro-ciclista. Le sugerí que se comprara un rack porque algunos ciclistas podrían necesitar en algún momento de su servicio y se volvería popular. Me comentó que ya se había comprado uno y que lo utilizaba los domingos para circular por Reforma, había varios ciclistas cansados o con niños que decidían dejar de pedalear y pedir un taxi para llegar al lugar donde dejaron su coche, en 3 meses había recuperado lo que invirtió en el rack.
Lo hacía sólo ese día y de manera clandestina, ya que si quería utilizarlo entre semana tenía que tener permiso de la SETRAVI, el cual había solicitado desde hacía 3 meses y era fecha en que aún no le respondían. Al decirme esto último me lo dijo con cierta desesperanza de que le respondieran en algún momento pronto… ¿Y si nos unimos para pedir taxistas «bike-friendly» que no sólo nos respeten mientras rodamos, sino que tengan su rack por si un día necesitamos de sus servicios?